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Control neural (elementos neurales y propioceptivos).
Sistema pasivo (elementos óseos y ligamentosos).
Sistema activo (elementos musculares).La estabilidad de la columna no sólo depende de los ligamentos y huesos (sistema pasivo), sino también de una apropiada sincronización del control neural y la musculatura (sistema activo) (Akuthota et al., 2008; Panjabi, 2003). En condiciones normales, los tres subsistemas trabajan en armonía y proporcionan la estabilidad mecánica necesaria (Panjabi, 2003). Los diferentes componentes de la columna espinal generan información sobre el estado mecánico de la columna vertebral, como la posición, carga y movimiento de cada vértebra de manera dinámica. El sistema neural calcula la estabilidad necesaria y genera el patrón muscular adecuado para cada momento (Panjabi, 2003).La estabilidad del CORE ha sido definida como “la capacidad de controlar la posición y el movimiento del tronco sobre la pelvis y la pierna, para permitir una producción óptima, transferencia y control de la fuerza, y movimiento en el segmento terminal en actividades de cadena cinética integrada”' (Wilkerson et al., 2012). Es decir, se trata de la habilidad de control de la región lumbo-pélvica en reposo y durante movimientos precisos, contribuyendo a mantener la estabilidad en posición neutra, y asistir en la generación y transferencia de energía desde el tronco a las extremidades (Araujo et al., 2015; Majewski-Schrage, Evans, & Ragan, 2014; Okada, Huxel, & Nesser, 2011; Peate, Bates, Lunda, Francis, & Bellamy, 2007; Plummer, 2013; Tse et al., 2005; Wilkerson et al., 2012).Un concepto que destaca en la literatura científica cuando hablamos de estabilidad del CORE es el de “proximal stability for distal movility” (Araujo et al., 2015; Kibler et al., 2006). Este indica que la estabilidad proximal o central es necesaria para adquirir y optimizar una correcta movilidad periférica, haciendo referencia a la importancia de una correcta estabilidad lumbo-pélvica en la transmisión de fuerzas entre segmentos corporales. Esta cita nos sirve para comprender la función del CORE, la cual consiste en controlar la posición del tronco en estático y durante el movimiento, con el objetivo de conseguir una óptima producción y transferencia de fuerzas durante actividades funcionales (Araujo et al., 2015; Hoshikawa et al., 2013; Kibler et al., 2006; Okada et al., 2011; Plummer, 2013; Radwan, 2014; Sandrey & Mitzel, 2013; Shinkle, Nesser, Demchak, & McMannus, 2012; Silfies et al., 2015; Wilkerson et al., 2012) siendo la base para el movimiento del tren superior e inferior (Miyake, Kobayashi, Kelepecz, & Nakajima, 2013; Plummer, 2013; J. M. Willardson, 2007).La literatura científica se centra en la importancia de la estabilidad lumbo-pélvica sobre la prevención de lesiones y aumento del rendimiento deportivo (Shinkle et al., 2012) así como en reducir el dolor lumbar en lesionados y pacientes crónicos (Inani & Selkar, 2013). La ACSM sugiere que el entrenamiento de la estabilidad del CORE mejora la estabilidad, reduce lesiones y mejora la movilidad (Gottschall, Mills, & Hastings, 2013), logrando aumentos en el rendimiento en cuanto a la velocidad, cambios de dirección, mejora del equilibrio e higiene postural, además de suponer una reducción de la incidencia lesional (ABT, 2007; Shinkle et al., 2012; Tse et al., 2005). Por lo tanto el entrenamiento de CORE es esencial para un óptimo rendimiento y prevención de lesiones (McGill, 2010). El entrenamiento de la estabilidad lumbo-pélvica ha mostrado resultados efectivos en el tratamiento de pacientes con dolor lumbar, demostrando mejoría en la funcionalidad, reducción de dolor, aumento de la fuerza y mayor estabilidad (Inani & Selkar, 2013; Kim, 2015; T. Kumar, 2014). En cuanto al rendimiento, pese a que algunos autores subrayan beneficios sobre la fuerza, y resistencia muscular (Gottschall et al., 2013; Huxel Bliven & Anderson, 2013; J. M. Willardson, 2007), la literatura no mantiene una evidencia clara sobre su efecto (Sandrey & Mitzel, 2013; Silfies et al., 2015). Sin embargo, el efecto de este entrenamiento sobre la prevención de lesiones tiene una mayor evidencia, especialmente sobre lesiones musculares del hombro, zona lumbar y tren inferior (Allen, Hannon, Burns, & Williams, 2014; Owen et al., 2013; Radwan, 2014; Rosermeyer, 2015; Wilkerson & Colston, 2015). Por todo ello, se hipotetiza que los ejercicios de CORE son un elemento básico en deportistas para fortalecer la musculatura, reducir el dolor lumbar y la incidencia lesional, y mejorar el rendimiento deportivo, por lo que podría tratarse de una herramienta eficaz (Gottschall et al., 2013; Lee & McGill, 2015; Miyake et al., 2013).El objetivo de la presente revisión es valorar los efectos del entrenamiento de la estabilidad lumbo-pélvica según la evidencia científica actual, sobre el rendimiento y la prevención de lesiones en el deporte, así como elaborar una progresión de ejercicios para su aplicación práctica.Efectos del entrenamiento del COREEfectos del entrenamiento de estabilidad del CORE sobre la prevención y tratamiento de lesionesLos efectos del entrenamiento de CORE sobre la prevención de lesiones es un campo muy estudiado (Allen et al., 2014; Cissik, 2011; Gottschall et al., 2013; Huxel Bliven & Anderson, 2013; McGill, 2010; Owen et al., 2013; Rosermeyer, 2015; Sandrey & Mitzel, 2013; Shi et al., 2012; Silfies et al., 2015; Wilkerson et al., 2012). La revisión bibliográfica realizada hasta el momento demuestra que una mayor estabilidad del CORE mejora la alineación postural y la transferencia de fuerzas, por lo que se reduce el riesgo de lesión tanto en tren superior (musculatura y estabilidad articular de hombros) como en el tren inferior (mala alineación de rodillas asociada con lesiones articulares y lesiones musculares). Ello permite afirmar que el entrenamiento de la estabilidad lumbo-pélvica es efectivo en este ámbito (Dello Iacono, Padulo, & Ayalon, 2015; Kim, 2015; S. Kumar, 2015).Los efectos del entrenamiento del CORE sobre la prevención y tratamiento de lesiones podemos dividirla en función de la región corporal a la que afecta: cuadrado lumbar, tren superior y tren inferior.a. Dolor lumbarDesde hace varios años el dolor crónico y agudo de la región lumbar ha sido tratado mediante la prescripción de entrenamiento de la estabilidad lumbo-pélvica, demostrando eficacia del tratamiento en cuánto a la reducción del dolor percibido, aumento de la estabilidad y mejora de la funcionalidad como demuestran en los siguientes estudios:En un reciente estudio (Kim, 2015) en el que se valora el efecto de un programa de entrenamiento de 12 semanas de los extensores lumbares o de la estabilidad del CORE sobre la fuerza y la percepción del dolor en 50 pacientes con dolor lumbar crónico. Se ha demostrado que seguir un programa de entrenamiento de la estabilidad del CORE resultó efectivo para pacientes con dolor lumbar crónico, ya que mejoró sus niveles de fuerza, redujo el dolor y mejoró la funcionalidad tras 12 semanas de entrenamiento (p<0,05). En 2014, Kumar (T. Kumar, 2014) valoró la eficacia del trabajo del CORE en 30 pacientes con dolor lumbar crónico, divididos en dos grupos en función de la duración del dolor posterior al ejercicio. Tras 6 semanas entrenamiento, se concluyó que los ejercicios de fortalecimiento del CORE, el trabajo de flexibilidad lumbar y el entrenamiento de fuerza del glúteo mayor son efectivos (p<0,01) en pacientes con dolor lumbar crónico independientemente de la duración del dolor. Otros autores, comparando el efecto de ejercicios de estabilización del CORE con ejercicios convencionales de encogimiento abdominal sobre el dolor percibido y el grado de estabilidad, han demostrado que tras 3 meses de intervención los ejercicios de estabilidad fueron más efectivos para reducir el dolor y mejorar la funcionalidad en pacientes con dolor lumbar crónico (p<0,001) (Inani & Selkar, 2013). Del mismo modo, en pacientes con inestabilidad lumbar, 10 semanas de entrenamiento de CORE divididas en 3 fases progresivas, demostraron mejoras significativas en la funcionalidad y estabilidad, reducción del dolor, incremento de la satisfacción y un mayor ratio de activación muscular (p<0,01) (Puntumetakul, Areeudomwong, Emasithi, & Yamauchi, 2013).Todo ello, demuestra que la prescripción de ejercicio enfocado a incrementar la estabilidad del CORE es una herramienta efectiva en el tratamiento del dolor lumbar, mejorando la estabilidad y la funcionalidad y previniendo la aparición de este dolor con carácter posterior al ejercicio.b. Tren inferiorLas lesiones en el tren inferior suponen el 89,6% del total de las lesiones en la primera división del futbol español (Noya Salces, Gomez-Carmona, Gracia-Marco, Moliner-Urdiales, & Sillero-Quintana, 2014); en el balonmano, durante torneos internacionales, es la región corporal más lesionada y supone un 42% (Langevoort, Myklebust, Dvorak, & Junge, 2007), en corredores tienen una incidencia entre el 19.4% y el 79.3% (van Gent et al., 2007) y en jóvenes deportistas norteamericanos es el segmento corporal que más frecuentemente sufre una lesión (Pierpoint, Williams, Fields, & Comstock, 2016). Por lo que algunos autores señalan la importancia de incluir programas de prevención en los que se focalice el trabajo de estabilidad del CORE como vía de prevención de estas lesiones (Allen et al., 2014) (tabla 1).Existe una estrecha relación entre la estabilidad del CORE y la prevención de lesiones, relacionando directamente la rotación externa de cadera con la estabilidad del mismo (Huxel Bliven & Anderson, 2013). Por ello, la literatura científica resalta la importancia de realizar pruebas de valoración para conocer el estado del deportista o paciente en variables relacionadas con la estabilidad y los desequilibrios musculares (Gribble, Hertel, & Plisky, 2012; Ugalde, Brockman, Bailowitz, & Pollard, 2015; Willy & Davis, 2011). Recientemente, se ha analizado la fiabilidad de los tests Single Leg Squat (SLS), Drop Jump Test (DJ) y Star Excursion Balance Test (SEBT) como pruebas de valoración de desequilibrios musculares y predicción de lesiones en el tren inferior (Gribble et al., 2012; Ugalde et al., 2015; Willy & Davis, 2011). Tanto SLS como SEBT parecen ser herramientas adecuadas para la valoración de asimetrías musculares en el tren inferior (p<0,05).Los efectos de incluir un programa de entrenamiento de CORE sobre las lesiones en el tren inferior han sido un amplio objeto de estudio en la literatura científica (tabla 1). El mayor número de trabajos se centran en el deporte colectivo, en concreto en el fútbol. En esta línea, son varios los estudios que han demostrado que poseer unos bajos niveles de estabilidad lumbo-pélvica (p<0,01) es un factor de riesgo para sufrir lesiones en el tren inferior (Dello Iacono et al., 2015; Wilkerson & Colston, 2015; Wilkerson et al., 2012), en concreto, el trabajo de CORE disminuye significativamente (p<0,001) las lesiones musculares (Owen et al., 2013). También en futbolistas, se han asociado al trabajo de estabilidad del CORE incrementos en la fuerza flexora (p<0,001) y extensora de rodilla (p<0,05), así cómo del pico de fuerza del ratio flexor/extensor (p<0,05), además de una disminución significativa en las asimetrías entre las piernas valoradas mediante estabilidad (p<0,05). Concluyendo que el entrenamiento de la estabilidad del CORE es óptimo para reducir los desequilibrios musculares en jóvenes jugadores de futbol y, por lo tanto, reducir la incidencia lesional.En deportes de lucha, se ha asociado el trabajo de estabilidad lumbo-pélvica con la prevención de lesiones ligamentosas, en concreto del ligamento cruzado anterior (LCA) (Araujo et al., 2015; Shi et al., 2012). Esto es debido a que tras seguir un programa de entrenamiento del CORE se han observados mejoras significativas (p<0,001) en la cinética de aterrizaje debido a incrementos del control motor (Araujo et al., 2015; Shi et al., 2012). En relación a los deportes cíclicos individuales, Jhon (ABT, 2007) valoró la relación entre la mecánica de pedaleo en ciclismo e inestabilidad del CORE. Se observó un descenso significativo en el pico de potencia de pedaleo (p<0,05), en el plano frontal de rodilla (p<0,05) y en el plano sagital de rodilla y tobillo (p<0,05). Concluyendo que un descenso en la fuerza del CORE indujo a una mala alineación del tren inferior (valgo de rodilla) incrementando el riesgo de lesión. Estableciendo, por tanto, que una mejora en la estabilidad lumbo-pélvica puede inducir un mejor alineamiento del tren inferior y favorecer a una óptima transmisión de fuerzas durante el pedaleo.En sujetos físicamente activos también se ha estudiado el efecto del entrenamiento del CORE como vía de prevención de lesiones. Varios estudios señalan aumentos significativos en la estabilidad del CORE tras seguir un programa de ejercicio físico en el que se incluyeron ejercicios estáticos y dinámicos en los que se involucraba la estabilidad del CORE (S. Kumar, 2015; Okada et al., 2011; Sandrey & Mitzel, 2013). Mutlu (Cug, 2012) valoró el efecto de trabajo de CORE sobre la estabilidad lumbo-pélvica y la propiocepción de rodilla, afirmando que tras 10 semanas de entrenamiento se produjeron mejoras significativas sobre la propiocepción de rodilla de hasta un 44,7% (estas mejoras fueron mantenidas hasta 9 meses después, 21,5% respecto a valores iniciales) y también sobre la fuerza flexora y extensora del tronco un 23,6% (p<0,05). En cuanto a su aplicación en adolescentes, Brett (Allen et al., 2014) afirma que un bajo volumen (10 ejercicios dinámicos, durante 30 segundos cada uno, 1 vez a la semana) provoca mejoras significativas (p<0,001) sobre la estabilidad central, mejorando la resistencia de la musculatura del CORE y previniendo de dolor lumbar.Otras revisiones en la misma temática subrayan la importancia del trabajo de estabilidad a nivel del CORE como vía adecuada en la prevención de lesiones. McGill (McGill, 2010) estableció que el entrenamiento de la estabilidad de CORE es efectivo para la prevención de lesiones de rodilla y hombro. Destacando que es importante la activación de glúteo, especialmente en la prevención y tratamiento del dolor lumbar (The Big 3 de McGill (crunch abdominal modificado, plancha lateral y “perro de caza”) son usados en diferentes programas preventivos). Hibbs (Hibbs et al., 2008), valoró la relación entre la mejora de la estabilidad del CORE y el rendimiento. Afirmando que el entrenamiento del CORE supone una mayor efectividad en la transferencia de fuerzas. Pese a que no se observó una clara evidencia en la mejora de rendimiento, si se observó la influencia esencial de glúteo mayor en la estabilidad de CORE. El cual tiene una función clave para mejorar la alineación de la rodilla y reducir el riesgo de lesión. Anteriormente, Willardson (J. M. Willardson, 2007) había establecido las mismas conclusiones, señalando que el entrenamiento de CORE no está asociado directamente a una mejora del rendimiento deportivo, y si a una reducción de la incidencia lesional. Por último, en 2005, Willson (Willson et al., 2005) realizó una revisión en la se estudió la relación entre las lesiones en la región isquiotibial en jugadores de rugby con la fatiga de la musculatura abdominal. Destacando la influencia positiva de la estabilidad de CORE sobre todo en lesiones de rodilla (LCA); y estableciendo que esta estabilidad y su trabajo reduce el riesgo de lesión en el tren inferior. Afirmando, además, que el entrenamiento de fuerza de abductores y rotadores externos de cadera deben estar incluidos en programas preventivos.Tabla 1. Efectos del entrenamiento del CORE sobre la prevención de lesiones en el tren inferior
Taesungkwan Hapkido
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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 21 · N° 217 | Buenos Aires, Junio de 2016  Lecturas: Educación Física y Deportes - ISSN 1514-3465 - © 1997-2016 Derechos reservados | |

 
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