La Guerra. Marvin Hagler vs Thomas Hearns (15-05-1985)
Mi
intención inicial era hacer una entrada normal, pero tras volver a ver
el combate y viendo lo amplio que era el análisis he optado por añadir
notas de tiempo como en el combate de Ali y Foreman, que tanto éxito ha tenido. Por tanto vuelvo a dejar más abajo un vídeo de la pelea en HD que también podéis encontrar aquí.
En un increíble combate por los cinturones de la CMB, AMB, The Ring y
FIB del Peso Mediano estos dos increíbles luchadores protagonizaron los
conocidos como "los mejores 8 minutos de la historia del boxeo". El
combate fue proclamado combate del año 1985, y se encuentra entre los 10
mejores combates de la historia según la revista Time. Con el
sobrenombre de "La Guerra", esta pelea reunió por un lado al campeón
Marvin Hagler, quien nunca había sido noqueado y se subió al ring con un
récord de 60-2-2 y 47 KOs (por algo le llamaban "el Maravilloso".
Hearns por su parte provenía de los pesos Welter y Super Welter, donde
había cosechado un 40(32)-1, y habiendo vencido por nocaut a sus
primeros 17 adversarios, lo que le ganó el apodo de "Hitman" (asesino).
Caracterizado por su envergadura y la rapidez y potencia de sus puños
Hearns prometía ser un gran rival para el Maravilloso.
Hagler abrió la Guerra con un potente gancho de derecha que Hearns pasó
por debajo y al que respondió con jabs a la vez que cambiaba posiciones
con su rival. Conocedor del juego de pies y envergadura de su
contrincante Hagler se lanzó a por el cuerpo de este con un directo de
derecha (00:27) buscando cortar sus piernas. Hearns
probó a frenarle con un gancho de izquierda que no dio en el blanco, y
tristemente para el la segunda vez que Hagler atacó su cuerpo probó la
misma defensa, lo que permitió al campeón acertar con un durísimo gancho
de derecha (00:30) que dio en plena cara del
aspirante. Pese a todo Hearns no cedió y en las cuerdas contraatacó con
todo lo que tenía. Hagler probó suerte con combinaciones arriba y abajo
pero Hearns fue implacable con sus combinaciones de upper-gancho-upper (00:34) y le frenó en todo momento a la vez que lograba hacerle retroceder.
Una vez en el centro del ring Hagler cazó a su oponente con un izquierdazo en plena cara (00:47),
al cual el Asesino respondió con un directo que no dio en el blanco.
Ambos luchadores trataron de arrancarle la cabeza a su rival con los
ganchos que siguieron a este intercambio, pero la envergadura de Hearns y
los jabs que añadió a sus golpes le ayudaron a mantener al campeón a
raya. Una vez este festival de golpes hubo acabado Hearns probó la
guardia de su oponente con un gancho de izquierda y viendo que los lados
eran estables decidió atacar por el centro. Su uppercut lanzó hacia
atrás la cabeza de Hagler, quien sin embargo respondió con un gancho que
erró y que fue respondido a su vez por Hearns con otra combinación
uppercut-gancho. El campeón no pensaba ceder y pasó bajo un gancho de
Hearns para lanzar un un-dos que una vez más falló pero que le permitió
llevar al aspirante a las cuerdas. Donde si bien este conectó un jab la
izquierda que soltó a continuación fue recibida con una del campeón.
Tras el golpe simultáneo (01:04) estaba claro que
Hearns se había llevado la peor parte, pero eso no le impidió empujar al
su adversario, buscando salir de las cuerdas.
Tras separarlos el árbitro Hearns empleó su juego de pies para golpear
la guardia de Hagler con un gancho al cual siguió un directo de derecha
que sí dio en el blanco. Pero Hagler ya se las había visto con
boxeadores esquivos y a continuación llegó a la cara del aspirante con
un directo de derecha. Viendo que su rival era capaz de alcanzarle
Hearns subió de marcha y amplió la distancia entre ellos, con lo que
ganó unos segundos de respiro que Hagler pronto truncaría con una
derecha en salto (01:47) lanzada desde abajo que volvió
a conectar. Tras esto el campeón persiguió a su rival y consiguió
varios golpes en el cuerpo de este, pero Hearns se los cobró haciéndole
sangrar enlazando uppercuts y ganchos.
Habiendo llevado a su adversario a la esquina Hagler aprovechó para
soltar devastadores ganchos que alcanzaron por poco la cabeza del
aspirante, quien no se achantó y respondió con potentes ganchos de
derecha sobre el corte del campeón. Tras 30 intensos segundos de guerra
en las cuerdas Hearns salió de la encerrona con otro duro gancho de
derecha solo para que Hagler le alcanzase con un uppercut que hubiera
dejado KO a muchos boxeadores y que siguió con un un-dos (03:04)
que hizo trastabillar a su oponente quien, pese a todo, volvió aún más
fuerte y mantuvo a Hagler a raya hasta el final de asalto con sus un-dos
y ganchos a la cabeza.
El
segundo round se abrió con ambos boxeadores conectando sendas
izquierdas y siendo Hearns el que retrocedió. El aspirante se recompuso y
trató de circular a su rival y mantenerle a raya con jabs y ocasionales
un-dos. Viendo que Hagler no lanzaba golpes Hearns se creció y añadió
algún uppercut y ganchos a sus ataques; pero el campeón, queriendo
demostrar quien mandaba en el cuadrilátero clavó un gancho seguido de un
directo en plena cara de Hearns (05:10), quien
humildemente volvió a alejarse, reconociendo la pegada de su adversario.
Sin embargo esta retirada duró poco, y el Asesino volvió a la carga con
sus uppercuts y ganchos, dando muestras de su habilidad para hacer
creer a su rival que iba a estar en un lugar para que este lanzase un
golpe ahí y poder cazarle a la contra (05:50).
La confianza de Hearns le hizo esquivar demasiado cerca y le llevó a
intercambiar derechas en dos ocasiones con Hagler, saliendo perdiendo y
llegando al clinch en el que el campeón le quería. A pesar de llegar a
donde quería la alegría le duró poco a Hagler, pues el árbitro los
separó y Hearns volvió a esquivar con facilidad una enorme izquierda (06:16).
Pero la pegada del campeón no se podía menospreciar, y al final de la
ronda conectó con un gancho y un uppercut al que siguió con tres
izquierdas sobre la guardia de Hearns quien, visiblemente dolido recibió
una en la mandíbula. El aspirante hizo lo que pudo por responder pero
los golpes de Hagler le habían ralentizado enormemente y volvió a
encajar un derechazo en salto seguido de un brutal gancho de izquierda.
Hagler no dejó de atacar a su rival durante el resto de la ronda, pero
este respondió y reabrió sus heridas, manchando su cara nuevamente de
sangre. Increíblemente Hearns fue capaz de aguantar y contraatacar, y
marchó sonriente a su esquina tras sonar la campana.
Como
si nada hubiese pasado Hearns entró en la tercera ronda saltando por el
ring y circulando a su rival una vez más; esta vez con golpes más
precisos y afilados y esquivando mucho más graciosamente. Hearns podría
haber conseguido mucho más empleando esta táctica, pero volvió a
acercarse demasiado y Hagler conectó un un-dos que dañó terriblemente a
su oponente, permitiéndole llevarle a las cuerdas y clavando pocos pero
duros golpes en su cuerpo. Pese a que Hearns salió de las cuerdas Hagler
había frenado sus piernas en gran medida y tenía la distancia mucho más
clara, lo que le permitió conectar con golpes sueltos y acercarse mucho
más al aspirante, quien, alcanzado por una derecha descendente (09:53)
del campeón trató de huir a saltos hasta las cuerdas, donde el campeón
le volvió a pegar un enorme derechazo en la cara que le noqueó. Hearns
hizo todo lo que pudo por levantarse y logró hacerlo antes de que el
árbitro terminase la cuenta, pero solo para apoyarse en el completamente
falto de fuerzas, por lo que el combate fue adjudicado a Hagler el
Maravilloso por KO.
Una vez más los campeones de antaño traen un emocionante combate que no
puede sino hacernos pensar en la emoción que debía sentirse en aquel
entonces cuando se podía ver a tales boxeadores intercambiar golpes en
un pabellón o por televisión.
El
combate fue apodado como “la guerra”, y no es para menos. Hagler
llevaba 9 años invicto, y Hearns solo había perdido frente al
inigualable “Sugar” Ray Leonard, era lo mejor que se podía ver en
aquella época, y desde luego nadie puede quedar defraudado. No creo que
haya un solo aficionado al boxeo que no haya contenido la respiración
durante el primer asalto (¡qué asalto!), o mejor, durante todo el
combate. ¡Qué boxeadores!, dos guerreros, dos gladiadores, pegando,
recibiendo, moviéndose sin parar (¿alguien ha reparado en el increíble
juego de pies de ambos contendientes?, de manual), y eso siendo pesos
medios. Hearns no cayó a la lona por un golpe en concreto, sino por la
lluvia constante de puñetazos con la que le obsequió Hagler desde el
primer segundo, era imposible seguir resistiendo, por eso cae como un
fardo, incapaz de levantarse. Como bien dices, tienen que ser los
antiguos combates los que nos mantengan a los aficionados, dado el solar
en que se ha convertido el boxeo actual. Espero que vengan tiempos
mejores; mientras tanto siempre nos quedarán loa grandes campeones
Responder
Ver comentarios