lunes, 8 de octubre de 2018

Boxeo, el nuevo entrenamiento familiar

Boxeo, el nuevo entrenamiento familiar

CUERPO

Una madre y sus hijos entrenan en el ring bajo la supervisión de Morales (dcha.). OLMO CALVO
Doble campeón de los pesos ligeros de España, Cristian Morales tiene una forma diferente de entrenar en un ambiente para padres e hijos en el que no sólo consiguen estar en forma sino también liberar el estrés
Mario cumplirá 26 en mayo y desde los 19 convive con una diabetes tipo 1, pero gracias al boxeo y a la lógica dieta que lleva, la mantiene a raya. "Los análisis no mienten, tengo mis niveles de azúcar estabilizados e incluso mejorados", cuenta orgulloso y jocoso. Es enfermero de Pediatría y Neonatos y llegó al mundo del boxeo por Julián, su padre, que trabaja en la planta de transferencia de la T4 del aeropuerto Barajas-Adolfo Suárez de Madrid y es un apasionado del 'running'.
En su afán de inculcar a su hijo el modo saludable de vida del deporte que tanto beneficio conlleva (correr no le apasiona) le llevó junto con su hermano Guillermo (22 años y estudiante ahora de Magisterio) a un gimnasio de Madrid donde le habían hablado de Cristian Morales y su manera de enseñar boxeo, una actividad que de joven, a Julián le atraía pero que pensaba que era algo "dura". El gimnasio no era otro que el mítico HK del barrio de Canillas, propiedad de Hovik Keuchkerian, el que fuera campeón de España de los pesos pesados y ahora actor polifacético. "Desde el día que pisamos su clase por primera vez ya nada fue igual. No pensábamos en otra cosa que no fuera que llegaran las nueve de la mañana para ir al gimnasio", asegura. Hoy Cristian Morales, que fue doble campeón de los pesos ligeros de España y competidor internacional, tiene dos gimnasios propios, uno en Chamartín y otro en la céntrica calle Miguel Ángel, donde Mario, su hermano, su hermana Marta, de 15 años, que estudia 4º de ESO, y Julián, siguen al pie del cañón. ¿Pero qué hace distinta a esta manera de enseñar boxeo? Morales lo resume en el mantra de su gimnasio: 'Boxing for all', boxeo para todos.
En un ambiente familiar y con unas instalaciones y vestuarios que más bien parecen propias de un hotel con toallas diarias, secador de pelo, productos desmaquillantes y planchas de pelo para ellas, Morales Box es la primera Boxing boutique de España. Junto a su equipo enseña la esencia del boxeo en unas clases sin contacto donde las series entre compañeros se alternan con trabajo en los sacos y ejercicios físicos para que este deporte ayude a sus alumnos y alumnas a "canalizar el estrés y el mal humor. Es una disciplina que la sociedad de hoy necesita, da confianza, salud y relaja al que la practica", asegura Morales.
Para él su objetivo se ha convertido en su mayor satisfacción. "Veo a personas normales, que trabajan, que estudian, y que me dicen que el boxeo ha cambiado su vida, que duermen mejor, se sienten mejor con ellos mismos y con su entorno. Es un efecto bola de nieve positivo que me encanta", cuenta. Y es que ya la puesta en escena en Morales Box es peculiar. Los gimnasios de boxeo tradicionales, tan necesarios para los que buscan labrarse un futuro profesional en este noble arte como para los que necesitan mucha más intensidad y un nivel de entrenamiento duro, necesitan de cierto recogimiento, de cierta aura y entorno cerrado y ajeno a las miradas de curiosos. Morales Box es un espacio abierto con un ventanal que da a la calle y que permite ver todo lo que acontece dentro. Invita a curiosear y a entrar.
Así lo reconoce Begoña, una técnica de laboratorio de 49 años que no pudo evitar asomarse el primer día. "Lo encontré por casualidad, andando por la calle y me llamó la atención. En casa buceé por Internet y me gustó el perfil de Cristian. Me gustó como es, no encajaba con la imagen de boxeador que tenía en mente..., y me di una oportunidad. Me atrajo ver a gente como yo entrenando y me encontré, yo que no había hecho nada igual en mi vida, con un trato de igual a igual con todos. Me encantó", comenta contenta. Ahora va dos días a la semana aunque quiere ampliar su horario. Sus dos hijos también son alumnos, el mayor de 19 y el pequeño de 12, que acude a las clases infantiles. "Me encuentro con compañeros de clase que no con rivales como pensaba, en mi trabajo tengo mucho estrés y boxeando libero toda la tensión del día, que es mucha", asegura.
Algo similar le ocurre a Maite, un ama de casa con cuatro hijos que empezó a tomar clases cuando el primer Morales Box abrió sus puertas en la calle Rafael Herrera, en el barrio de Chamartín (Madrid). "Soy muy madre y vengo con mis cuatro hijos a entrenar, me turno para venir con ellos", cuenta: Con Jorge, el mayor de 18 años, por la mañanas, y con Marcos (17), Ángela (14) y Manuel, el pequeño de 12 que acude a la clase infantil, por las tardes. "He de reconocer que ya voy más por mí que por ellos, me encanta, estoy enganchada por completo. ¡Hasta he dejado las pastillas para dormir!", remarca. Un accidente de coche y numerosas operaciones en su tobillo mantuvieron su actividad bajo mínimos y necesitaba actividad. "Yo no había hecho deporte en mi vida, no me gusta, y aquí me tienes, no falto a una clase. Estoy deseando que lleguen las vacaciones para poder venir más. Hay días que llegamos discutiendo de esto y lo otro en el coche, pero la vuelta es siempre igual, entre risas, música y alegría", sentencia. "De hecho, creo que no grito ni la mitad en casa", reconoce entre risas.

Relajar tensiones

Este perfil se repite mucho en Morales Box, dónde estas mujeres y sus familias encuentran el lugar perfecto donde dejar a un lado las tensiones diarias, fortaleciendo los lazos entre ellos, y todo ello rodeados de ejecutivos que acuden a mediodía o por la tarde y donde algunos de los alumnos más aguerridos, de todas la edades, pueden subirse al ring y cruzar guantes bajo la atenta supervisión y vigilancia de Morales y su equipo de profesionales.
Porque ése es otro de los puntos fuertes de esta manera de enseñar el boxeo. "Laboralmente, hemos logrado una increíble sinergia de 'coworking' entre los diferentes perfiles de cliente", apunta Morales. "Nuestro método de entrenamiento es poco o nulo a nivel lesivo, no hay contacto salvo en los más avanzados y logramos que nuestra gente no piense en nada más que en boxeo durante una hora. Trabajamos enseñando los valores del boxeo adaptándolos para que personas que no se van a subir nunca a un ring a pelear o que nunca han practicado este deporte puedan canalizar su estrés diario". "Para mí la motivación principal es poder acercar el boxeo a la sociedad, lejos del profesionalismo o su faceta más dura". Morales, que ha sido (es, porque nunca se deja de serlo) boxeador profesional, sabe bien de lo que habla.
El futuro de este deporte -que cuenta en España con 15.000 practicantes de base, 4.500 licencias federativas y 260 profesionales-, su supervivencia ahora que vuelve a estar en la primera línea gracias a los campeones españoles con los que contamos y que ganan títulos europeos y mundiales, pasa por lograr una masa crítica de aficionados que disfruten de las veladas, de los combates por televisión. Aficionados enganchados al boxeo como lo están los que han jugado al fútbol, o al baloncesto de chavales o de jóvenes...
Como Carmen, de 49 años, que llegó al gimnasio de la mano de su hija de 13 años que quería probar. Tiempo después la pequeña desistió (porque hay casos, claro está) pero ella no. Todos los días (cinco a la semana) acude como un clavo a las siete de la mañana a su cita con los guantes. "Es una actividad grupal que me encanta y francamente no pensé que lo hiciesen de esta manera. Me encuentro a diario con mis compañeras -una de 52 y otra de 46- con las que comparto una afición que crece cada día". A esa hora, la primera de la mañana, la ratio femenina ronda el 30% y algunos días supera el 60%. "Soy de las que compra combates en el 'pay per view' e incluso acudo a las veladas que puedo. Me encanta". Carmen es la tía de Morales, de casta le viene al galgo... Pero esa es otra historia, algún día se la contaré.

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