PARÍS (AP) — Hassan N’Dam, un excampeón mundial de boxeo, quería retribuir de algún modo al personal de un hospital francés que atiende a su suegro mientras lucha contra el coronavirus.
¿Tal vez algunas botellas de champaña? ¿Chocolates? No, eso no estaría bien, pensó N’Dam.
“Son cosas que no duran. Quería darles algo memorable”, indicó.
Se le ocurrió que tenía la respuesta en sus manos. O, mejor dicho, en sus puños. Le daría al personal del hospital Villeneuve-Saint-Georges lecciones de boxeo, que ayudan a descargar las tensiones de largas jornadas de trabajo durante la pandemia.
“Permiten desahogarse, sacar lo que uno tiene acumulado adentro”, sostuvo.
“Han visto muchas cosas fuertes”, dijo N’Dam, quien lució un tapabocas azul mientras hablaba en el hospital. “A veces vienen a reírse un poco. A relajarse. Otras quieren ver lo que son capaces de hacer, aprender y mejorar”.
N’Dam, de 36 años y quien representó a Camerún en los Juegos Olímpicos del 2016, ganó 37 de 41 peleas como profesional, 21 de ellas por nocaut. Fue campeón mundial de peso mediano. Sus clases de media hora son muy populares entre el personal del hospital.
Marina de Carli, enfermera de la unidad de cuidados intensivos (UCI) de 27 años, está en la primera línea de fuego desde que empezó la pandemia en Francia.
“En la UCI ves cosas que no son fáciles de digerir”, comentó. “Me hace bien soltar un poco de presión”.
Con pantalones cortos de camuflaje y usando tapabocas, tira golpes a las manos del fornido boxeador en su quinta y última clase.
“Avanza, avanza, avanza... retrocede, retrocede”, le dice N’Dam con voz suave.
Las enfermeras Kenza Benour y Nassima Guermat hicieron calentamiento saltando sogas, con bastantes dificultades ya que todavía tenían los zapatos envueltos en equipo protector.
Guermat tira fuertes ganchos de izquierda que se estrellan en las almohadillas de las manos de N’Dam mientras su esposa mira la sesión.
Las sesiones con el personal del hospital le dan a N’Dam la oportunidad de pasar más tiempo con su suegro, Jean-Claude Valero, mientras se recupera del virus. El miércoles, Valero se sintió lo suficientemente bien como para sentarse y ver a su yerno en acción.
Philippe Wodecke, cirujano ortopedista que trabaja en la unidad que atiende a Valero, se siente afortunado de poder tomar clases con un excampeón mundial. Se presentó con pantalones cortos rojos y una camiseta de los Juegos Olímpicos de Londres del 2012. Tiene 55 años pero parece más joven.
Ligero de piernas, sacó una combinación de cuatro manos que pareció sorprender, y tal vez impresionar, a N’Dam.
Tal vez no tenga mucho futuro como boxeador, pero Wodecke dice que las sesiones son muy valiosas para él y sus compañeros.
“Son un momento de escape, de relajamiento en medio de tanto tormento”, expresó. “Nos hace mucho bien”.
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Deborah Gouffran colaboró a este despacho desde Villeneuve-Saint-Georges, Francia.
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